OPEN CATALONIA DE LINEDANCE 2010. La Crónica

Esta es la crónica de un gran día, lo que sucedió, bajo el punto de vista subjetivo de una servidora, porque cuando compito, he de relatarlo así, con mis impresiones, porque no puedo ser objetiva. Eso se lo dejo a otros, los que estuvieron como público.
Soy la que aparece en la barra, camiseta negra de la Asociación Country La Torre, "mi madre" en esto del Linedance, sombrero blanco, mucha hambre y ganas de tomar una cerveza. Era el final de la competición y aún conservo en el bolsillo trasero de mis vaqueros el dorsal de la competición: el 141.

No estuve nerviosa, en absoluto, nada comparado al Memorial del mes pasado. El corazón pausado, sólo sentía el hormigueo de la competición, la confrontación. Llegué con todos mis bártulos al vestuario y me sentí atrapada...un espacio muy pequeño para tantas competidoras. Me cambié, me puse mis botas, mi sombrero negro de invierno y mis dos amuletos: dos pins de el Coyote, mi "ídolo"; su mala suerte me iba a dar a mí muy buen fario.

En los dos primeros bailes no tuve ningún problema, salí segura a pista, un poco nerviosa, evidentemente, pero los bailes eran fáciles, puesto que me presenté en la categoría más baja, inferior a la mía, pero siendo la primera vez que me presentaba al Open Catalonia, hay que ser humildes y probar lo que significa competir, haciéndolo por debajo de tus posibilidades y aún así...es difícil ganar, hay que currárselo y demostrar al jurado que no solo sabes técnica y pasos, sino que tienes un estilo propio, carisma, y que sabes vestir adecuadamente. Y saludarles, siempre, con una inclinación de cabeza tocando el sombrero con la mano...

Los dos últimos bailes los bordé, pero salí mal, aunque rectifiqué rápidamente. Lo supe enseguida, supe que esas dos malas salidas me restarían puntos y así fue. El resultado de ello fue que bajé al tercer puesto pese a haber bailado mejor que la segunda clasificada (tenía veintitantos puntos más que ella), pese a haber bailado los 4 bailes (ella renunció al último), pero ella no cometió ningún fallo, según el jurado, que es quien decide. Pero estoy muy contenta, quedar tercera en un campeonato tan importante, por encima de siete competidoras, siendo mi primer Open catalonia...es una gran satisfacción.

La competición fue larga y dura, sobre todo...larga y dura. las demás categorías compitieron de forma magistral (el año que viene voy a por ellos).
Pero todos estabamos pendientes de la categoría ABSOLUT, la reina, la más importante de todas, donde el campeón lo es no sólo de su categoría, sino de toda la competición.
Áxel salió a competir con todas las tablas que le dan la experiencia, pero sobre todo con un carisma que hace que instintivamente vuelvas la cabeza hacia él. Se hace querer, porque él es un chaval cariñoso, encantador y muy abierto con la gente. No tiene vergüenza, se la pasa a Marina, su chica, quien le aplaude tímidamente, pero orgullosa. En el primer baile, "C'est La Vie", puso todas sus ganas y todo su trasero moviendo las caderas, lo que provocó gritos de histeria de las fans de la Asociación (yo la primera, tuve que pedir disculpas a una expectadora por mis alaridos, la cual comprendió la situación al explicarle que era mi sobrino). Todos los bailes los bordó, con variantes muy típicas de Áxel que se reconocen en seguida si estás familiarizada con su forma de bailar. En uno de estos bailes, se le escapó el cinturón de su sitio, se "rebeló", pero "Er niño" -su apodo-, supo mantener la calma y volver a su sitio al pedazo de cuero rebelde.
Pero la bomba y el delirio llegaron con el último baile, el Irish Spirit de Maggie Gallagher, un baile con música celta en el que mi sobrino dio lo mejor de sí mismo, demostrando que es realmente el campeón y no hay quien le haga sombra. Fue el único que hizo la variante del salto de Maggie, ¡dos veces!, aunque en el segundo salto se resintió de la lesión que arrastraba en la pierna, y es que, bailó lesionado, y aún así, dejó sus problemas atrás. Y por si fuera poco, tropezó al final y su sombrero casi sale volando...pero nadie lo notó, el campeón supo improvisar y le salió un final espectacular.

Al terminar, todo fueron risas, abrazos y celebraciones...y cerveza, ¡que no falte!
El año que viene estoy "obligada" a competir en una categoría superior. No hay problema, podremos con todo.
Hasta me he animado a hacer mi propio fotomontaje, con el que os dejo.
Viva el Linedance. Viva la música country.

Carolina, El Halcón.