LA POSTURA DEL CUATRO

jueves, 30 de abril de 2009 4 comentarios en el nido





Gran parte de nuestras vidas las pasamos durmiendo, y mientras algunos calculan cuántas horas, días, meses y años perdemos por culpa de esta mala costumbre, nadie se ha puesto a calcular el tiempo que utilizamos los que nos dedicamos a leer.

La verdad es que me importa un cuerno, lo que sí me he puesto a calcular es el número de posturas que utilizo cuando me dedico a tan gratificante tarea, ¡lo que hace el aburrimiento en el trabajo!

Pues, qué puedo decir, o empiezo a elaborar una lista o pierdo la cuenta, pues creo que utilizo más posturas que las que contiene el Kamasutra (por motivos literarios, claro está, que más quisiera yo).



Algunos pensarán que no estoy muy bien de la cabeza, pues lo normal es sentarse en un sofá, ponerse cómoda y ya está. Ay, pues no!, no para mí. Si me siento en el sofá tengo que estirar las piernas, si las estiro he de apoyar la cabeza en el respaldo, si la apoyo... me quedo frita. Así que tengo que apañármelas para encontrar una postura que sea cómoda pero no lo suficiente, así mantengo despierto mi cerebro, el cual consigue que mis párpados no se cierren al tan ansiado sueño y que sea consciente de la señal que envían los músculos (que éstos sí se acaban durmiendo), para cambiar a otra postura que debe ser tan complicada como la anterior o más aún.

Así que, después de reflexionar he llegado a la conclusión de que las posturas más utilizadas por mí a la hora de leer son:

Postura del quiero y no puedo: es decir, la correcta, pero aunque quiera es que no puedo, de verdad!
Postura del buda jorobado: piernas cruzadas como un buda rezando , pero en vez de meditar, leo.
Postura de la Maja vestida (con pijama): estirada en la cama, codo apoyado en la almohada y libro al lado, izquierdo o derecho según el gobierno en el poder.
Postura del caminante que va a sufrir un percance: leer mientras te diriges a algún sitio, muy peligrosa por riesgo de accidentes (me abrí la cabeza al golpearme con un olivo).
Postura del oculista hay que visitarlo de vez en cuando: pegarse el libro a la cara por leer libros con letra pequeña.
Postura de la Maja desnuda: apurar la página mientras tienes ya un pie en la ducha.
Postura te estás haciendo vieja nena: necesitas algo para apoyar el libro (yo utilizo un cojín).
Postura se me están durmiendo las piernas y ya no sé cómo ponerme: mientras lees, las piernas te hormiguean y buscas otra postura rápidamente porque el libro está de lo más interesante.
Postura qué he hecho yo para merecer esto: el libro que estás leyendo es un coñazo pero como eres tozuda no quieres dejarlo y te colocas en la posición correcta (la del quiero y no puedo) para conseguir dormirte cuanto antes.
Postura leer es sexy: vas en el metro leyendo y notas que alguien te mira, debes poner cara de intelectual capaz de desmelenarse si la ocasión lo requiere.
Postura a tí qué te importa lo que estoy leyendo: sentada, apoyas el libro en las rodillas (para que no se vean las tapas, pues a nadie le interesa el título de lo que lees) y pegas la cara al libro porque si la mantienes recta no ves ni el color de las dichosas tapas. Cuidado, riesgo de sufrir escoliosis y hernia discal.
Postura adoro el libro que leo: mientras lees acaricias las hojas, no porque estés enamorada del libro, es que estás limpiando la gota de café que ha manchado la hoja o, en otra versión, lo que limpias es la baba que se te ha caído (que mancha también, aunque algo menos).
Postura del halcón que vigila: dejo lo que estoy leyendo para curiosear lo que leen los que están a mi lado (postura irresistible, pero acabas con tortícolis).

En fin, aquí os dejo unas cuantas, otro día os contaré muchas más que también utilizo. Me quedo con todas ellas, el fin justifica los medios y en este caso, el fin no es otro que pasarlo condenadamente bien leyendo.
Si alguna puedo recomendar, es la Postura del cuatro: te pongas como te pongas, aunque acabes hecha un cuatro, disfruta con la lectura de lo que caiga en tus manos.

El Halcón.

4 comentarios en el nido:

  • Arwen dijo...

    Hola Carolina...me han gustado tus posiciones para leer...yo para leer me encanta mi sillon preferido del comedor porque tiene un respaldo muy alto y recto...asi estoy comoda y en buena posicion para leer...espero que te lo hayas pasado bien este largo puente, yo me lo he pasado en la cama con una gripe de miedo y aun sigo mal, te mando besitos y tambien para Liodran...

  • Sidel dijo...

    Jajajaja, como me reído con esta entrada, lo cierto es que yo coincido con algunas y aporto nuevas, jeje.

    Cuando me mude de casa me prometi que no dejaria más, que se me durmiera el brazo sujetando un libro, tumbada en la cama y girada hacia un lado. Así que me compre unos almohadones y apoyo toda la espalda para leer en la cama por que me encanta...
    En cuanto a la postura, adoro el libro que leo, realmente lo acariciaba el otro día por que la sorbrecubierta es tan bonita que no quería que se arrugara y lo acaraciaba para colocarlo y la gente me miraba como si estuviera loca, jeje. Y respecto a la postura del hacón vigila, jaja lo hago de vez en cuando en el metro o la renfe, paso mucho tiempo en ellos y juego a adivinar por su cara que parte del libro se estan leyendo, claro esta si es un libro qe yo me he leido, jaja. Muy buena la entrada me ha gustado mucho, besos Carolina!

  • Belén dijo...

    En mi juventud utilicé mucho la del caminante... pero ya la he apartado ya que dispongo de tiempo más que suficiente para leer (y si no lo busco). Yo tengo dos grandes momentos:

    Entre semana: leo cuando puedo. El wc es un sitio ideal, sobretodo cuando entra el retortijón. En el sofé, entre pausa y pausa de tu serie favorita (no veas lo que se adelanta) y finalmente siempre, en la cama, antes de dormir (o de hacer otras cosas)

    El fin de semana: en mis pausas en el trabajo (lease desayuno, comida o cenas) que según el nivel de faena son más cortas o más largas.

  • Anónimo dijo...

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